martes, 29 de agosto de 2023

Y SE MURIO EL CHINITO MALCRIADITO

 ADVERTENCIA

Este es un cuento que no termina porque tendrá añadidos a medida que vayan o surgiendo anécdotas o aflorando recuerdos no incluidos en las primeras versiones, así que el cuento se irá alargando, digamos que el chinito malcriadito cada vez que resucita, se pone a escribir nuevas líneas. Los recuerdos afloran sin ningún orden cronológico y por eso se escriben en ese mismo desorden, así que no deben de esperarse más que las historias, las anécdotas a medida que surgen de ese vorágine que es la memoria de este chinito que ya se murió. No quiero resentidos, ya los iré incluyendo a todos.

LA SONRISA

Parecía que estaba dormido pero no, parecía que estuviese soñando pero no, una sonrisa se había quedado marcada en su rostro, aún tenía los audífonos puestos, había estado escuchando “Garganta con Arena” en un dúo de Cacho Castaña con alguna cantante argentina cuyo nombre nunca supo, había escogido unas canciones más, títulos como “Entre la tierra y el cielo” de los nocheros, tantas canciones que le gustaban escuchar y muchas cantar.

Morir sin estar consciente, pasar del sueño temporal al sueño eterno sin darse uno cuenta y ya no despertar jamás, dejar atrás todo sin importarle a uno nada, porque para el muerto ya nada importa, si murió mutilado, entero, despedazado, dormido, si murió en el acto, sí en el acto, en aquel acto, que terrorífico y traumatizante ha de ser para la pareja de ese momento, como que uno en el futuro asociara al sexo con la muerte, qué vaina. La muerte dulce, una ironía de las mejores porque uno siempre se pregunta de cómo puede ser dulce la muerte, pero sí, el chinito había tenido una muerte más que dulce que un chocolate, ya que no fue consciente de aquello.

Mejor morir de una sola, así, isulfato como dijera Trespatines, un solo lagrimeo, un solo llanto y no una lenta agonía que puede transformarse de días a años y donde más sufre la familia que el propio enfermo. Si, asi había sido mejor. Así lo creyó el chinito.

Y como siempre, buscó una manera llamativa para morirse, se quedó dormido en una butaca de una conocida cafetería de Guayaquil, nadie lo molestó porque todos pensaban que estaba dormido, pero no, estaba muerto el difunto, se nos jué el chinito malcriadito dijo Jorge, el que le pedí las Pascualinas. Señor Chinito, señor Chinito llamaba la dependiente de la cafetería, pero el señor chinito no contestó, se había ido para no volver, señor Chinito, señor Chinito insistía la dependiente, pero solo el silencio le respondía hasta que comenzó a buscarlo por entre las mesas y lo vió. Con esa sonrisa apacible en el rostro, ella pensó que el señor estaba dormido, pero no, no era así, perdón, sí, sí, era así, estaba dormido pero del sueño de donde no se regresa nunca jamás de los jamases.

TODO QUEDÓ ATRÁS

Es cierto lo que dicen que al muerto nada le importa, aquí si se cumple esa frase que dicen los evangélicos, tú ya no eres de este mundo, sí, atrás quedaron las preocupaciones por las tarjetas de crédito, las deudas,       que si la ropa no le queda, que no debe comer esto o aquello por la diabetes o quien sabe por qué otra enfermedad.

Atrás quedaron orgullos, envidias, rumores, odios, rencores, todo eso, vanidades inclusive, para qué sirvieron, si al final si tenía un Rolex de $200,000 daba la misma hora que un reloj de a $ 5, es más, el de a $5 al ser electrónico, daba una hora más precisa, pero, ¿a quién le importa un segundo de más o de menos? Si no le importa al vivo, al muerto mucho menos. Y a propósito de la envidia escribió “La envidia te mata” porque mata tu felicidad al desear y desear y apostar tu felicidad en las cosas materiales únicamente, impidiéndote disfrutar de lo que ya tienes y de ser agradecido con eso. Si envidiaste a alguien, ese también se murió o va a morirse y ahí estarán parejos e igualados el día que mueras tú también, así que no envidies porque como decía el chinito malcriadito, no anheles saborear el chocolate que otro tiene en su boca, porque no sabes si será amargo en vez de dulce.

JUEVES 17 DE AGOSTO DEL 2023 TEATRO CENTRO DE ARTE

 El día jueves 17 de Agosto, a la noche, a eso de las 19h30 había asistido junto con Aurelia, su esposa, al Teatro Centro de Arte a una función gratuita de la Orquesta Filarmónica Municipal de Guayaquil, bajo la conducción del Maestro Manuel Campos y con la presentación por primera vez en un teatro de América Latina, del Maestro Indio Shubhendra Rao, tocando la cítara. De verdad que lo había disfrutado, la obertura se hizo sólo con instrumentos de cuerda, ahí estaban violines, violoncelos, violas, contrabajos, en una armonía celestial porque para el chinito malcriadito, la música era algo sublime, algo que nos acercaba a Dios. No me pregunten.

La interpretación del Maestro Shubhendra fue magistral, la cítara es un instrumento poco usado en el mundo occidental. El Maestro había nacido en 1964 en la ciudad de Misore, en el estado de Karnataka, compositor, siendo el instrumento que toca “la sitar” y se encuentra entre los solistas más famosos de la India, su música apunta a atrapar las almas más que hacerlas meramente estremecer y periódicos serios como “The Hindu” lo describen como “un puente musical a muchas culturas” así que tuvimos la oportunidad de ver a este maestro ejecutar la sítar. Quien cerró el acto, el Maestro de Ceremonia,  dijo algo muy apropiado para estos tiempos de violencia que se viven en Guayaquil cuyo episodio más terrible ha sido el asesinato de Fernando Villavicencio, candidato a la Presidencia de Ecuador. Dijo que hemos vencido el temor y hemos salido de la burbuja de aparente confort de nuestros hogares para disfrutar todos de una música por demás sublime, ahí estábamos todos, desconocidos para los que estaban sentados  a ambos lados, pero todos con un solo propósito, disfrutar de un momento que además de lo musical era un verdadero relax, donde por unas pocas horas pudimos dejar atrás recuerdos terribles y pudimos olvidarnos momentáneamente de estas horas oscuras que vive nuestra patria.

UNA MUERTE DULCE

Pero todo eso había quedado atrás, en realidad, el chinito no estaba durmiendo, había muerto, de esa “muerte dulce” que todos esperamos, aunque la muerte es la misma, no es lo mismo morir asesinado, en algún accidente, en un lugar desolado o lo que sea, esperanza ridícula, si después de la muerte no hay nada que importe ni que interese quien vaya a tu funeral, quien no vaya, quien te critique o quien te alabe, si al final, aun cuando hayas hecho el bien, siempre va a existir alguien quien diga, señale o apunte algo, porque con ese algo no estuvo de acuerdo, no le gustó, total, tú no fuiste gelatina para amoldarte a cualquier forma de envase.

CUANDO MUERA

En uno de sus escritos titulado “Cuando muera” el chinito había manifestado su posición frente a la muerte. No era necesario que fueran a llorar en un postrero adiós ni que llevasen flores, nada de eso le importaba, nada de eso importa ya, para qué, si las flores se marchitan al cabo de pocos días, si las lágrimas se secan, si lo único que queda son los recuerdos. No quería que aquellos que nunca compartieron un momento en vida, fueran a visitarlo al hospital cuando estuviese agonizando porque pensaba que era mejor compartir momentos de alegría que momentos de tristeza.

No alcanzó a dejar herencia alguna a sus hijos más que algunas enseñanzas, una que otra frase, algún recuerdo que les había compartido, más de eso, la nada, absolutamente nada.

Al sepelio aparecieron gente que el chinito no había visto en años y hasta gente que nunca conoció, como dice el colombiano, ya pa qué, si nunca le dieron una sonrisa o pudo dárselas, si nunca conversó con ellos acerca del calor, de la luna, de la inseguridad que hoy en día vive el país, pero ahora nada de eso importa al finado, la muerte se lo llevó todo, pero menos el recuerdo.

UN DON

Si hay un don que lo caracterizaba al chinito malcriadito, ése era el poder de la palabra, qué facilidad tenía para inventar historias desde las más truculentas y elaboradas hasta narrar un simple viaje al centro de la ciudad a realizar un trámite ante una institución financiera “Mario y la mula ciega”. Pero en “El poder de la palabra” el chinito decía que había que tener cuidado con la lengua que además de ensalzar y alabar, puede destruir al minimizar, al ridiculizar, al despreciar y menospreciar y puede producir traumatismos de por vida, es que las heridas causadas por la palabra tienen una particularidad única, porque son heridas del alma y a veces, éstas nunca se cierran, peor cicatrizan, quedan ahí, supurando un líquido maloliente que invade los sentidos, que se siente con cada respiro, la palabra es poderosa, así que mucho cuidado y como nadie es perfecto, de seguro que el chinito malcriadito lastimó a más de uno sin siquiera proponérselo, por eso, hay que saber hacer un uso correcto de la lengua aun cuando la intención sea corregir, hay maneras de hacerlo, incentivando, no destruyendo porque luego, al tratar de recoger los pedazos, el resultado final va a ser sólo eso, pedazos, ya no quedará la persona completa.

UN PASTELERO FRUSTRADO

Ya no hubo en casa quien se pusiera a hacer cakes, a experimentar haciendo panes o masas para empanadas o sus preciados pasteles de hojaldre, o aquellas galletas de avena con nuez, o los deliciosos rollitos de canela, o las galleta de triple chocolate, ya no hay quien trastee en la cocina o que se ponga a lavar platos y peroles o a secarlos porque no le gustaba ver platos amontonados en la cocina en un supremo desorden. De aquí no surgió ninguna historia que se haya escrito, tan solo su pasión por la pastelería y la cocina, ya que también hacía chaulafanes, fideos saltados, chancho agridulce con ajonjolí, chicharrón carnudo estilo colombiano, es que al chinito le gustaba comer bien, por eso no dejó nunca de tener una buena panza por decir lo menos.

EL VIAJE A PALLATANGA

Atrás quedó el viaje a Pallatanga al homenaje póstumo para don José Patiño, padre de Gabriel y Julio Patiño, ya no hubo otra parada en el km 26 a comer fritada, ya no pudo presenciar las peleas apasionadas entre Gabriel y Julio, y todo por el Mashi, tal vez si hubiese sido por alguna chica, pero era mera política. Ya no hubo quien escribiera otra historia (“La Llamada”), de aquel romance que tuvo Gabriel con esa desconocida, que en realidad fue una tomadura de pelo, algo que se inventó el chinito, de esa creatividad desbocada, frenética, de esa mente que viaja a mil por hora creando cuentos de la mosca que alegre volaba sin alas, no, ya no hay quien escriba así, el chinito se murió.

Por fin se preparó el viaje de la XVI a Pallatanga para fines de Septiembre de este año antes de la llegada del invierno, como siempre la generosidad de Gabriel no se hace esperar y la estadía va por su cuenta, solo resta pagar cada uno por la comida como corresponde. Bonito paraje, se presta el frío como para una chupiza a la luz de la luna siempre y cuando no llueva, otra oportunidad para integrarse en el compañerismo, la parcería, la fraternidad, lo único que queda en estos tiempos de tanta angustia y violencia. También hay que aprovechar que aun gozamos de salud, en fin, seguramente será otra “FIESTA INOLVIDABLE”.

LOS ALMUERZOS CON POLLITO, NO POLLITO KFC, SINO POLLITO, POLLITO

Se terminaron los almuerzos en la cebichería guayaca y otros locales del Mall del Sol con Pollito, amigo excepcional y excepcional ser humano, además de experimentado oncólogo, quien había tratado de esta patología a Panchito, otro ex – compañero común del colegio y colega médico de Pollito aunque en otra rama de la medicina. Panchito trabajaba donde los demás se divertían, sí, porque era ginecólogo, aunque yo le decía Doctor Rajita, Vaginólogo y otras cosas innombrables.  Panchito era otro excelente profesional del grupo, muy solidario y quien asistió al parto de algunos nietos de esta Promoción  XVI del Colegio Javier de Guayaquil.

LAS LLAMADAS A SUIZA

Muchas veces no coincidían en los horarios, otras, Carlitos no contestaba por múltiples razones, sus razones. Ya habían dejado de conversar hacía un buen tiempo, sin embargo el chinito malcriadito no dejaba de estarle agradecido a Carlitos por haber sido él quien lo impulsó a comenzar a escribir pero ya a lo serio, serio. De vez en cuando Carlitos viajaba a Ecuador y aunque siempre le prometía reunirse, nunca le daba el tiempo para hacerlo y el chinito lo comprendía, el tiempo vuela y falta cuando se regresa a la Patria querida, a esa Patria ahora tan lastimada por el narco y la corrupción de politiqueros y autoridades, de las conversaciones con Carlitos surgió la idea de escribir “Mis conversaciones con Dios” que luego de intercambios con Sandra Timal López, experta entre otras cosas de derechos de autor, cambió a llamarse “Mi diálogo con Dios” por sugerencia de Mario Calderón, sí, aquel de “La Mula Ciega”.

PELUSA, CUANDO NO

No hubo chinito quien se acordara las veces en que el Pelusa Bustamante molestó a algún compañero de aulas hasta hacerlo llorar de la rabia o de las ocasiones en que interrumpía las clases de contabilidad del Profesor Sánchez. Pelusa, el hombre de la memoria increíble, el que solo se olvidaba de las cosas malas que había hecho en el colegio. Pelusa,  el que se sabía los nombres y apellidos de todos los compañeros, cualidad que no le era característica al chinito malcriadito a quien le era más fácil acordarse de las circunstancias, de olores, colores, de diálogos, de sabores, de atardeceres, de la lluvia, del sol, de la playa, de la luna, de los caminos, de los trechos, de los castillos que vio en España, de cómo durmió en una banca en la estación del tren en Valencia con el chaca chaca de trenes entrando y saliendo, con el resoplido de las máquinas como animales cansados de tanto trajín, de tanto correr para allá y para acá, de la réplica de la Carabela de Colón en Barcelona, pero no del nombre de una persona, el sabe y algunos también a quien se refiere el chinito.

La reunión de la Promo XVI del Javier” trajo a la luz vivencias, anécdotas y lo terrible que fue el Pelusa en el Colegio. Sí, él hacía sufrir por igual a compañeros y profesores, era muy democrático en eso. Ah, Pelusa, ahora que el chinito se ha muerto, seguramente hablará con don Sata, para que te reserve un lugar especial en el infierno.

En la reunión de Febrero 2023, Pelusa le dijo al chinito que hiciera unos happy brownies y Alvarito dijo que le podía conseguir unos cogollos para que hiciera la prueba y con esto, ya tenía dos conejillos de laboratorio gustosos de sacrificarse para probar la receta del chinito, solo que éste no contaba con la negativa de su jefa y aquí quedó sepultado el cuento del happy brownie, sin embargo, luego en conversación telefónica le dijo que algún día le haría los brownies y que el sería el probador designado, y que si todo sale bien, de repente se arma el negocio.

ALVARITO

Aunque sean unas pocas líneas, el chinito no puede morirse sin acordarse de Alvarito, el parrillero de la XVI, buen pana, tranquilo, solidario también. Alvarito, en la memoria infinita de la eternidad me acordaré de tí mi pana querido.

COLORILLA

Colorilla le decían a Fernando porque era colorado, ni modo que le dijeran Colorilla siendo tiznado, aunque para la ironía siempre hay unos que se las valen. Siempre flaco, buena gente, jodedor como él solo, el jugador estrella del volley-ball de la promoción. El chinito siempre recordaba esa frase de “nunca sabrás lo que es ser abuelo, hasta que llegues a serlo” y fue sí, porque cuando el chinito llegó a ser abuelo, su vida cambió, las alegrías se multiplicaron, cuánto cuesta la sonrisa de un niño, el verlo crecer y así fue como comprendió esta frase en toda su dimensión con Agustina. Colorilla se quedó sin tener a quien pedirle los cakes de banano con chispas de chocolate que preparaba el chinito malcriadito, porque este se fué sin siquiera despedirse.

ALEJANDRO

Y ahora a quién le pediría los cebiches y el caldo de bola se preguntó Alejandro, ahora ya no tendría nada más para leer porque cuando se fue el chinito, llevó consigo sus escritos y no dejó nada más, bueno, tal vez el libro que dijo que saldría para el mes de Noviembre, con quien conversaría, quien me hablaría de los chifas de Quevedo, de los cines de pueblo con sus peculiaridades, quien me contaría del vendedor de hot – dog con su clásico Hey, Hey, perro caliente y que el mismo se respondía con Oiga, me llamó ah?. Ya se fue el chinito cuentero como él solo. Y ahora? Y ahora? Ya no habrían reuniones con Alejandro y su compadre Loncho, manaba de pura cepa, de Jipijapa, la sultana de los Andes, perdón del café. Ya no tendría Alejandro a quien pedirle cebiches y caldo de bolas un domingo, porque el chinito ya había muerto y se había llevado la venta y la receta, la palabrería fácil, el cuento corto, el cuento largo, pero a fin de cuentas, el cuento.

SANTIAGO

Le decían “el negro” y el chinito no sabía por qué, Santiago fue su compañero de escuela desde la primaria, desde el Abdón Calderón, aunque no necesariamente compartieron las mismas aulas.

Santiago casi nunca asistía a las reuniones con las chicas del IPAC, pero a la última que asistió el chinito, el también fue. Buena  conversa como se diría, el “negro” siempre ha sido incisivo en sus comentarios, corto de palabras pero espeso en el habla. Ahora el chinito lo extrañaría desde el mas allá porque Santiago era otro lector de sus cuentos chinos, cuando podían, cosa que no era muy frecuente,  conversaban y el negro le transmitía su punto de vista.

Linda gente Santiago, de verdad que el chinito lo extrañará porque eso es lo único que queda, los recuerdos bonitos, porque los recuerdos feos, mejor se los borra del disco duro de la memoria y se los borra de manera tal que con ninguna tecnología puedan recuperarse.

RAFA

Un buen día, el chinito se lo encontró a Don Rafa a la salida del Comisariato de la Tanca Marengo, que alegría, sólo habían pasado unos 48 años desde la última vez que se vieron, pero la alegría del encuentro seguía siendo la misma, ahí se acordaron de tantas cosas, ahí le dijo Rafael que había leído sobre su viaje a Quito y sobre la muerte de su mamá en “Mi madre y el Covid”, de todas las vivencias, desde conseguir el certificado de defunción, luego ingresar los documentos para posteriormente llamarlo y decirle el día del entierro, y ese día no falto el desorden, el retraso y las anécdotas de tanta gente muerta, en esos tiempos que marcaron el rumbo del planeta pero que uno espera no volver a repetir nunca.  Y Rafa le dijo que siempre rezaba por todos los familiares de la gente del grupo, de sus amigos, por todos. Faltó tiempo para conversar, pero esa alegría se la llevó el chinito allá de donde no se regresa nunca, ni para jalarle la pata a alguien como se acostumbraba a decir antes.

No desaprovechó el chinito la oportunidad para decirle a Rafa que ya no le siga pidiendo que le preste los deberes, cosa que hacía con frecuencia cuando estaban en el Colegio, justo antes de entrar a clases, la verdad es que el chinito no estaba dispuesto a hacerlo porque el sí cumplía con hacer sus deberes.

SUS RECUERDOS DE QUEVEDO

Se llevó sus recuerdos, aquellos íntimos y nunca revelados. Sus días de la niñez en que comía, junto con sus hermanos y a escondidas, los chaulafanes envueltos en papel de despacho que  su hermana mayor enviaba a comprar al chifa a don Lucho, el guardián del negocio de su padre, ya no hubieron más rebanar el jamón de pierna, ahumado, del grosor de un dedo para comerlo con galletas surfinas de una lata reluciente como espejo y recién abierta. Chinito para mañoso y comelón. Ya no hubieron mas historias del río Quevedo, de los paseos a la Ana María, de las idas a la finca La Chilinga, de propiedad de su padre, allá le gustaba ir, allá donde se tomaba el agua del río en tarros viejos de SI CAFÉ, allá donde había un árbol cargado de aguacate, allá de donde en tiempos de cosecha, se regresaba a Quevedo con algunos almudes del buen choclo para hacer las ricas humitas, las tortillas de choclo fritas con el buen queso “La Cienega”, la torta de choclo al horno, el rico sango de verde al horno con sardinas en salsa de tomate, el chinito sí que era goloso, pero bien goloso.

LA LISTA DE SUS AMORES, ESO ES LO QUE EL DICE

Atrás quedaron sus primeros amores, sus primeros besos y sus primeros suspiros. Atrás quedaron Loreta, Rosa, Cely, Lola, Ana, Amalia, Angelita, Gabi o no me acuerdo exactamente su nombre, solo recuerdo que era de Valencia. Bueno, hubieron otros amores porque esos que mencionó solo fueron los de Quevedo  y sí, hubieron otros romances que se mencionan en este cuento chino y que se irán mencionando de a poco, con suerte se acordará de todas este chinito, aunque es difícil extraerle recuerdos a un muerto bien morido. Ya no habrá quien cuente de las travesuras que hizo en las guardarayas, ya el chinito se murió y ciertas historias nunca las contó.

Tema espinoso, mejor es el silencio eterno de quien calla

MEXICO LINDO Y QUERIDO

Se perdieron en el limbo de los recuerdos su viaje inesperado a Toronto en Agosto de 1975, pasando por CDMX que entonces no se llamaba así, sino tan solo Ciudad de México. Los recuerdos son únicos, son propios, se pueden conversar pero no se pueden transmitir las vivencias, los colores, los olores, las emociones, el estremecimiento, el sentimiento, las penas, las alegrías, las emociones. El tramo Guayaquil – ciudad de Mëxico se hizo por Ecuatoriana de Aviación y ese vuelo lo compartió con Italo Estupiñán quien para ese entonces ya jugaba en los grandes equipos mexicanos. Allá comió los auténticos tacos en una taquería típida, sí parado, junto a otros clientes. México de la Casa Nacional de Opera, del Zócalo, de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, de Taxco, de Cuernavaca, de las pirámides de La Luna y del Sol. México donde caminando por ahí con su hermana Sabina, se topara con un doble de su padre, de ese doble que se dice que todos tenemos en algún lado de esta tierra o en algún otro universo paralelo.

CANADA

Amores pasajeros

En Toronto conoció a Braulia, la prima de Marcelo y salieron un tiempo como enamorados, Braulia era mayor que el chinito malcriadito y ella trabajaba y entonces ella lo invitaba al cine, que ya para ese tiempo era el cine de hasta 20 salas. En Toronto el chinito se enamoró de Claudia, una argentina, aunque ella no se enamoró de él. También fue enamorado de Janina, la hija de Diosa,  y de la hermana de Mabel, la hermana de Janina, pero esto último ocurrió cuando ya habían regresado a Quevedo.

Su paso por el Westview Centennial Secondary School

Allá conoció lo que fuese su pasión por estudiar, estuvo entre los primeros de su clase en Matemáticas, Literatura Inglesa, Contabilidad, Computación aunque siempre se lamentó no haber aprendido a tocar la trompeta en la clase de música, artista frustrado, es que no todo se puede conseguir en esta vida y así es como tiene que ser. Allí le gustó Becky, quien era una muñequita muy guapa y compañera suya en las clases de Contabilidad. Allí conoció a Ana Pallota, una descendiente de italianos con quien compartió aulas también en la clase de ya no se acordó el chinito en cuál mismo fue, también allí conoció a la colorada July, amiga de Brenda Smith, una pecosa, de esa que parecen guineo maduro con pecas, ambas también compañeras de Contabilidad y a otra chica de lentes que compartía con él las clases de Computación.

Su hermano Félix

Fué en ese Toronto donde compartió con su hermano Félix muchas vivencias, fallecido y con su hermana Sabina, quien luego de un año de permanecer allí, se fue a vivir a Barcelona. Ese Toronto que aprendió a amar, donde en aquellos tiempos jamás se preocupó ni por robos o violencia, sólo se preocupó por estudiar, sí, ese Toronto que lo dejó marcado por tantas vivencias, por esa frase que quedó grabada en su memoria como cuando a los esclavos se los marcaba con un fierro, como que fueran animales, de esa vivencia surgió “Eres un burro y nunca aprenderás inglés” que simplemente pretendía narrar su paso por Canadá, exponer esos días donde aprendió a cantar las canciones de Julio Jaramillo pese a que siempre decía que nunca le gustaron los pasillos, al menos los pasillos cantados con música lenta que hace que la letra parezca más lastimera, que cuando uno los escucha, dan ganas de regresar a Toronto, tomar el ascensor de la CN Tower, pagar por esa subida, entrar al restaurante y al mínimo descuido, lanzarse desde allí para acabar con tanta tragedia de traiciones, de amores, de desilusiones y aprovechar de la volada hacia ese encuentro con la muerte certera para disfrutar de un segundo de la magnífica vista del lago Ontario para morir extasiado de tanta belleza. Sí ese Toronto donde también se aprendió las canciones de Tito del Salto, porque en su viaje de Ecuador a Canadá, su cuñado de aquel entonces, le había dado dos LP para que se los llevara a Félix y que se constituyeron en un puente nostálgico de un adolescente que se de pronto se vió inmerso en una sociedad un poco diferente, donde se hablaba Inglés, ese idioma que era el martirio de los Javerianos que tenían profesores malos para la enseñanza del idioma, pero que pese a que su hermano le dijera que era un burro y que nunca lo aprendería, se desafió y lo aprendió. Ese Toronto donde el chinito malcriadito aprendió a cocinar, a hacer las compras de la semana, a lavar trastos, a aprender el Inglés, viendo episodios ya viejos de las comedias de Lucille Ball, sí, de esa colorada que no era chonera, no, no era Lucille Ball Zambrano, Vera o Arteaga. Ese Toronto, donde alguna vez, haciendo alguna travesura inocente con una chica, en postura que ustedes se imaginarán con este relato, se le soltó un gas al chinito en plena cara y se le rió, diciendo que era el sonido del escape, ni que fuera carro la chica, en fin, experiencias que a todos le pueden pasar solo que esta vez le pasó al chinito malcriadito.

Los sábados

Sí, Canadá se le hizo muy querido al chinito, siempre se acordaba de las idas de los sábados al downtown, al barrio chino, a comprar char siú y pato laqueado y ver desde  la calle,  a través de los cristales, cómo los maestros de cocina, procesaban la comida. Esos sábados, cuando tomaban la autopista para ir a comprar al supermercado de Knob Hill Farm, esa autopista que se alcanzaba a ver desde el balcón de su departamento, el 1406 del edificio ubicado en el 235 de Gosford Boulevard, en Downsview. Amó al país, amó su historia, amó su vivencia que lo dejó marcado para toda su vida. Ahora siendo Agosto 30, 2023, Pollito está en Toronto y le dijo al chinito que el sábado iría al Barrio Chino de Toronto.

El gordo Mackena

Ese Canadá donde conoció a argentinos patudos como el gordo Mackena que decía que en su tierra tenía un fundo de cuántas hectáreas y que el chinito le preguntaba, ché, para qué viniste a este pueblo, si en tu país Argentina, lo tienes todo, ¿si eras rico allá, para qué viniste a trabajar de pobre acá? Y claro que para esta pregunta no había respuesta precisa.

SUS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS

Tal vez haya quien recuerde su paso por la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad de Guayaquil, donde se recibió de Ingeniero Comercial, donde entre otras linduras, por no decir otra cosa, tuvo tres enamoradas al mismo tiempo y tenía que salir por una puerta y entrar por la otra para que no lo descubrieran. Allí conoció a Alexandra, Laura, Rosa, otra Rosa que no era la misma de Quevedo, ah, chinito para malcriadito. Siempre fue buen estudiante el chinito malcriadito y hasta fue Premio Filantrópica durante sus dos primeros años de estudio y casi recibió el premio Contenta que se malogró porque en cuarto año, alguien copió y le echaron la culpa al chinito y le desgraciaron la nota, pero así es el fútbol.

EL HIJO PRODIGO

Un lindo cuento, maravilloso en el sentido de la enseñanza que ofrece que va mas allá del puro perdón porque no solamente toca este punto, sino también otros. Digamos que el hijo pródigo somos todos nosotros que como humanos que somos podemos caer en lo más profundo del abismo y sin embargo de esto, el Padre, es decir Dios está siempre ahí, dispuesto a perdonarnos sin preguntas ni recriminaciones. Si nos damos cuenta más allá del cuento, en la “Parábola del Hijo Pródigo” el Padre jamás se entromete en la decisión del hijo, para eso le dio su regalo más preciado que fue el libre albedrío para que decidiera por sí mismo, pero como además no podía condenarlo, con el libre albedrío vino el perdón, ya que el no hacerlo de esa manera sería como un regalo incompleto, al cual le falta algo, una pieza esencial para que funcionase. En “El Perdón” el chinito malcriadito había expuesto su visión, su opinión acerca de quién queda realmente encadenado, aquel que no perdona o aquel que no es perdonado.

ALGO DE SU CARRERA LABORAL

Quién sabe si algunos se acuerden por su paso por las empresas donde laboró, en multinacionales y nacionales, ya muchos no están, ya otros murieron, ya otros olvidaron.

Chiquita

Chiquita BrandsLa verdad es que amó su paso por Chiquita porque tuvo puertas abiertas para su desarrollo, se metió a hacer cosas que correspondían a otros departamentos, hizo reingeniería en Centroamérica, es que donde uno se siente bien, el desarrollo profesional y personal vienen solos, se logran, claro sudando, pero se logran.

Asesor del Ministro

Allá por el 2007 laboró en el Ministerio de Finanzas como Asesor del Ministro, en un proyecto específico, un flujo de proceso para atender a la ciudadanía y que nunca se culminó, razones ustedes imagínense cual, a quienes no les convenía que el asunto funcionara y que era mejor dejar así las cosas en el congelador, durmiendo la paz de los justos hasta que un buen “verde” resucitara al lázaro y apareciera de primero en la bandeja para realizar el pago correspondiente.

Babahoyo

Por esas cosas de la vida, el chinito fue a parar a Babahoyo, como Gerente Provincial de un banco; allí conoció a Zulay y de ahí surgió una historia muy bonita “Zulay o esa es la actitud” que testimoniaba cómo una actitud positiva, de servicio, rindió frutos.

Al principio, cuando buscaba una asistente y le presentaron la carpeta de Zulay, no estuvo muy convencido, pero luego, al ver su actitud desprendida, colaboradora pese a que no estaba en la institución, la contrató y no se equivocó en su decisión porque fue una excelente colaboradora, muy profesional, muy servicial, desde el primer día hasta el último día en que estuvo laborando para esa institución, es más, siguieron conversando de vez en cuando, acerca de sus proyectos, de que asistía ella a la Universidad de Piura en Perú, un fin de semana por mes, por su maestría, cosa que culminó y que le trajo alegría al chinito, porque las cosas buenas que le suceden a los demás, a uno lo alegran y las cosas malas, a uno lo entristecen y el chinito era así.

Estando de Gerente Provincial, recién pudo conocer su provincia, algo recorrió de pueblos de los cuales solo sabía su nombre ya que nunca los había visitado. Pero en esa ocasión tuvo oportunidad de conocer Baba, Vinces, Catarama, Ricaurte, el mismo Babahoyo del que decía que solo comían arroz con menestra y pollo a la brasa. También tuvo que visitar otros pueblos que sí conocía, como el mismo Quevedo donde había nacido, Valencia, Buena Fe, San Carlos, Mocache, Palenque,  pueblos todos vecinos de Quevedo. Tuvo una bonita experiencia y de allí quedaron muchas anécdotas pero que se las llevó el chinito en su partida, porque fue poco y nada lo que escribió sobre su experiencia como Gerente Provincial de aquel banco. Allá lo visitaban gente bien y gente mal, malos deudores, que habían quedado pésimo con la institución, no sólo una vez, sino muchas veces pero se creían merecedores de crédito porque el Presidente les había metido en la cabeza que ellos eran los dueños del banco y pensaban que tenían derecho a despotrincar con cualquier oficial de crédito, cajero o gerente porque no se les daba un crédito. Asi fue como estos patriotas quebraron el banco y como dijo la secretaria candidata, ya lo hicimos y lo volveremos a hacer, que no quepa la menor duda.

Pero quien se acordaría de ese Gerente? Alguna vez le comentaron al chinito que nunca antes habían conocido a un gerente quien se preocupara de ir a conocer a los clientes potenciales previa la concesión de un crédito o para efectuar recuperaciones de cartera. Ya nadie se acordaría de él, esos recuerdos quedarían sepultados en el olvido, en la neblina de los tiempos, en la oscuridad de la noche, sólo los recuerdos se los llevó el chinito, recuerdos de haber realizado un trabajo a conciencia, honesto, bonito, sacrificado y por supuesto todo se pudo hacer gracias a la colaboración de la gente de la Sucursal Babahoyo así como de las demás sucursales de la provincia.

SUS HIJOS

La emoción de tener hijos, Saskya su primera hija (Julio 10, 1991) que el doctor Carlitos Espinoza, linda persona, ginecólogo de su esposa, aseguró que era un niño. Luego vino un embarazo que se malogró, el stress y las palabras de consuelo de Carlitos quien le dijo, Pepe, tal vez así fue mejor, la naturaleza es sabia y si el “producto” no era bueno, es mejor que haya ocurrido así y bueno, creo que así fue porque después vino Yarita (Agosto 23, 1993), la muñeca brava, quien aparecía en las fotos con su ceño fruncido porque no gustaba de que le tomasen fotos y por último José Carlos (Noviembre 1, 1997), quien apenas recién nacido arrancó una gran sonrisa a su abuelo, porque era su primer nieto con su apellido, no lo podía creer le dijo, porque nadie se esperaba el parto para ese día, aunque por suerte no se trató de un parto anticipado. Tanta bendición y tanta alegría. Tres hijos tuvo el chinito, tres bendiciones, tres alegrías, tres sueños, tres ilusiones, tres esperanzas.

En ciertas ocasiones, no falta quién le pregunta que por qué no se quedó en Canadá, en España o en Chile y el chinito que le  contesta mira,  aquí estoy, disfrutando de la vida que Dios me ha dado, de la esposa que tuvo, de los hijos y del que hubiese pasado si…, no se preocupaba, tal vez si se hubiese quedado en alguno de esos lugares,  hubiese muerto, así que mejor nunca le preocupó el curso de la vida que nunca se dió, ya que siempre lo pensó como ejercicio ocioso que no conduce a ningún lado, ni trae consigo provecho alguno.

EL CHINITO GALLETERO



Atrás quedó esa nota periodística cuando ganó un concurso haciendo una galleta de vainilla con trozos de chocolate Guangala o de su famoso cake de banano. La emoción de esos 15 minutos de fama, aparecer en primera plana en la sección social del diario El Universo.

Todo sucedió un día en que el chinito estaba solo en su casa en el Portón, sólo por decir algo, pero estaba también la empleada Luz, morena, bien morena, no sabía el chinito en quien se había inspirado la madre de Luz para ponerle ese nombre y el chinito como siempre se inventó una historia, que como en el campo en Esmeraldas no tenían luz en la casa de los padres de Luz, cuando ella nació en su casa, sin asistencia alguna, a la pura puja macha de su madre, luego del primer berrinche y de haberla limpiado, le preguntaron que cómo la llamaría, ella respondió luz, pero sólo se refería que quería la luz de un candil para verla bien y según eso ponerle el nombre, pero malentendieron su deseo y ahí se quedó con el nombre de Luz, para qué complicarse la vida, así la bautizaron, así la inscribieron en el Registro Civil.

Estaba el chinito leyendo el Universo y entonces vió una noticia, era un Concurso que hacía Guangala, premiando las mejores recetas con sus productos. El chinito emocionado la llamó a Luz y le dijo que iba a participar y que ganaría el premio y así fue. Envió la receta y luego de unos días lo llamaron para decirle que había ganado y que irían dos personas del diario El Universo a hacerle una entrevista, de allí salió la receta de su galleta y de su cake de banano porque quería combinar en su receta dos ingredientes icónicos del Ecuador, el banano y el cacao.

Fue así como el chinito galletero tuvo sus quince minutos de fama.

PUNTA BLANCA, FEBRERO 2023

Ya no hay las reuniones de la Promoción, de las que surgieron algunos escritos como “La Fiesta Inolvidable”, reunión que se dio en Punta Blanca en Febrero del 2023 en una hostería por cortesía de Carlos José Vergara, mi medio tocayo. Ya el chinito no podría acordarse de Jorge Núquez y su chullo ojo, a quien apodó Mirame Lindo, y que un buen día lo llamó para pedirle 3 pasteles de acelga y espinaca con requesón o Pascualinas, ni de Loncho y los nueve mil ahijados de su padre que el chinito también mencionó en ese escrito.

TUTO

De Tuto el chinito recordaba de cuándo los viernes en la hora social con el Profesor Calle, en el Instituto Particular Abdón Calderón, hacía dúo, pero dúo musical, no pensarán otra cosa, con Jimmy, su pata de aquel entonces, y cantaban, y el chinito los admiraba, ahora no los admiro nada, par de viejos babosos, no, no es así, gente magnífica, extraordinaria. Tuto fue el protagonista de “Tuto Jr, o persiguiendo un sueño”, un magnífico testimonio de valentía y de coraje, de que cuando se quiere se puede. Además de una historia de amor muy linda acerca de su nieto, quien como el chinito le decía, vino para enseñarnos a amar, gran profesor, con miles de alumnos, aunque el no lo sepa.

JIMMY

Y ya que mencionó a Jimmy al narrar la historia de Tuto, también al primero lo mencionó no en una, sino en dos historias: “Jimmy Jr.  ya descansa” y también en “La Pala”, inclusive lo incluye en un libro que saldrá próximamente y que se intitula “Mi diálogo con Dios”. Esta última parte es una historia medio enrevesada ya que aquí se dice que el chinito ya se murió pero a la vez también se dice que luego de muerto va a publicar un libro. Como ustedes saben, el papel aguanta todo. En la primera historia habla acerca de la muerte del hijo de Jimmy, pero con un mensaje de esperanza, de FE, y en la pala es un viaje al pasado, a Quevedo, a Miami, reencuentros que solo se producen en la mente, algo tan maravilloso porque todo es tan vívido, frases, olores, sabores, lugares, momentos. Otra de las tantas cosas por las que el chinito le estaba agradecido a Dios

SU PANA MARIO CALDERON

Tal vez  Mario Calderón pronto se olvidaría de sus conversaciones telefónicas o de sus reuniones en Lúcuma en Riocentro Ceibos, con quien conversaba acerca de sus escritos, de la vida y de quien escribió “Mario y la Mula Ciega”, relato de un paseo  al centro de Guayaquil con el pretexto de un trámite en una institución gubernamental. Atrás quedó el jugo de mandarina, el estacionamiento de la clínica, el banco del estado, la cafetería La Mula Ciega o el guitarrista de la calle quien cantó Endechas, esa canción que tanto le gustaba a su padre y que además la cantaba. Mario, quien decía que cuando leyó “La Pala” se acordaba de sus tiempos de infancia. Ya el chinito no le llevaría las galletas de vainilla con chispas de chocolate. Ya no habría chinito emocionado para contarle acerca de los alcances de la inteligencia artificial, ya no, ya no, todo eso quedaría sino relegado al olvido, pero sí relegado al baúl de los recuerdos.

UNA HISTORIA TRISTE

Ya se murió el chinito malcriadito, el rey del sarcasmo y de la ironía, al menos eso era lo que él decía. Ya no hay quien les tome el pelo a sus lectores escribiendo historias macabras, truculentas como diría su pana Mario. Fue una tomadura de pelo a la cual tituló “Una historia triste”, líneas que hicieron llorar a Marieta su prima, quien en conversación telefónica, le dijo que era un estúpido porque ella en un principio se lo había creído todo, para darse cuenta al final, que todo era producto de su truculenta imaginación.

EVY

Atrás también quedó la doctora Evy, la cacóloga como él la llamaba, también atrás quedó Ricardo Ureta, a quienes conoció en un Centro de Salud. De Evy, el chinito había escrito “Mi vida es una mierda” aunque no se refería ni a su vida, ni a la vida de Evy, fue un cuento nada más, fue nada más un cuento de esos que al chinito le gustaba inventar  y entonces uno se pregunta, de dónde saca tanta historia este chino malcriadito.

Linda gente la Evy quien le comentara al chinito que en el escrito “Fui al cine con una nena” su nieta Agustina, merecía más espacio, mas líneas, pero el chinito le aclaró que lo corto de su mención fue realmente intencional ya que la historia no se basaba en su nieta sino en la comparación de las experiencias de haber asistido a un cine de pueblo hace unos 50 años atrás y a un cine actual, de muchas salas, con sonido envolvente, con bar, con pagos anticipados con tarjeta de crédito, con baños limpios sin olor  a naftalina, sí, así fue porque la historia no era sobre la nieta del chinito, ella si fue el pretexto, el desencadenante, la punta del ovillo de la cual se crea todo ese cuento.

Solo quedó en petición la torta brasileña “ATRAPA MARIDO” que Evy le había dicho al chinito que hiciera, que era muy deliciosa, sí, quedó sólo en eso porque el chinito se había muerto y nunca hizo la famosa torta, seguramente porque ese chinito no tenía necesidad alguna de atrapar ningún marido, en todo caso si se hubiese llamado “ATRAPA MUJER” capaz que si hubiese hecho la torta el chinito.

MARCOS SALITRE

Marcos no es de apellido Salitre, pero con él fue el chinito pa‘allá, es decir para Salitre a ver unas tierras. Este Marcos, es el pana generoso, altruista, que ayuda con cuanto tiene a la mano, que se mete a una panadería a comprar pan para que una niña de la calle ya no llore y que regresa a la panadería a comprar más pan para la mamá de la niña, así es de generoso el pana del chinito.

Ya no tendría Marcos a quien pedirle pasteles, ya el chinito se había muerto, solo quedaban los pasteles en el recuerdo de cuando se encontraban por la ciudadela Los Girasoles y donde el chinito le entregaba una docena de sus famosos pasteles, 6 de carne y 6 de pollo.

Marcos, un pana a carta cabal se preguntaba si en la neblina de la muerte, uno también podría recordar de su pasaje por esta tierra? Se acordará de mí el chinito malcriadito? se preguntaba.

EL OTRO MARCOS

Marcos, otro ex – compañero del chinito, había tenido una experiencia bastante fuerte respecto de la herencia dejada por sus padres, tremendo lío, tremenda pelea, hermanos contra hermanos, hasta una orden judicial que le impidió estar presente en el sepelio de su madre, lobo contra lobo, de ahí surgió la historia “Herencia recibida, familia dividida”.

VICTOR

Algunas veces, unas pocas se reunió con Víctor y conversaron de su operación de corazón abierto, la primera que se realizó en el HOSPITAL DEL IESS, de Quito, supongo que en el Baca Carbo y de cómo se salió del cuerpo durante la intervención y pudo ver todo aquello que los doctores estaban haciendo, bueno, dicen que esa experiencia a algunos les ha pasado y puede que así haya sido con Victor, de quien no le constaba que la fumaba para haber inventado tremenda historia.

Ya para ese entonces había escrito “Herencia recibida, familia dividida” y le hizo un alcance con la historia que le refirió Víctor, respecto de la pelea con su ex – esposa y con su hijo por una herencia y es que los padres, cuando no dejan resuelto el tema de la herencia, lo que parece una bendición por la intención, se transforma en una maldición por la ambición.

Y EL CHINITO SE FUE AL CINE Y SE INVENTÓ UN VIAJE A QUEVEDO

Dicen que a través de la mecánica cuántica uno puede regresar al pasado, lo cierto es que el chinito siempre tenía regresiones tantas como tenía retenciones pero de orina, pero de verdad, no se rían, porque el chinito sufría de este mal.

No, ya no habría quien escribiera historias fantásticas sobre Agustina, su nieta y como el decía, la preferida de entre todas las nietas, la única, porque Agustina era su única nieta, chinita, bandidita, ocurrida, tal vez como el decía orgulloso, salió cuentera como su abuelo. Esa historia que escribió la intituló “Fui al cine con una nena”, pretexto para que su memoria regresara al pasado en un viaje épico, recordando los perros calientes y los sanduches de chancho a la salida de los cines, los charoles repletos con montañas de dulces, cigarrillo, la menta glacial de la Universal, el tango, el manicho, los chicles, las cajas de fósforo, es que en aquellos tiempos como se dice en las iglesias católicas, en aquellos tiempos si se permitía fumar dentro del cine.

Ese Quevedo donde el chinito, cuando era un niño se ponía a leer revistas de Lorenzo y Pepita, de la pequeña Lulú, de Látigo Negro, de Batman y su inseparable amigo Robin (amistad sospechosa), de Supermán, Aquaman, Linterna Verde, Flash, El Zorro, tantos personajes de historietas que el chinito fantasioso devoraba con su lectura rápida, luego de lo cual pasó a leer esas novelillas de bolsillo de las editoriales, de aproximadamente 100 páginas que eran del FBI y del oeste principalmente.

Ese Quevedo donde conoció a la gente de la plaza de frutas, linda gente, amigos principalmente de su hermano Félix y de una anécdota con una comida rechazada, surgió el escrito “Yo el idiota” que vio la luz en Febrero del 2022 y en donde narra sus desaciertos frente a la cortesía, amabilidad y generosidad de la gente humilde y sencilla, pero de gran corazón.

NO PODIA FALTAR, EL CHINITO NARRÓ COMO PERDIÓ SU VIRGINIDAD

Ya se murió el chinito malcriadito, ahora quien escribiría esa historia atrevida, ese porno burdo de cuando perdió su virginidad en el Barrio, en Quevedo, donde fue llevado por su primo Carlos Luis, quien ahora reside en España. En ese escrito que más que todo, evidencia costumbres de una época ya perdida, cuando había que hacerse hombre de esa manera y que testimoniara en “MI virginidad perdida”, es que no solamente las mujeres pierden la virginidad, sino también nosotros los hombres, relatos del Quevedo antiguo donde por supuesto que habían robos y crímenes pero no de la magnitud y de la violencia con que sucede hoy en día, no, por supuesto que no, atrás quedó ese Quevedo que se evoca y al cual da mucho miedo regresar. Esa historia que no gustó mucho a su prima Marieta porque le pareció vulgar por lo demasiado cruda y así se lo comentó. La prostituta quien le robó la virginidad al chinito nunca más se acordó de él, fueron business simplemente, nada personal, no hay para qué acordarse de aquello que no tiene la menor importancia, pero para el chinito se le quedó grabado en el alma, así es como las historias importan dependiendo de qué lado de la orilla del río uno esté contando la anécdota o viendo aquello que acontece. Una raya más al tigre se habrá dicho ella, o como decía una ex – compañera de la universidad del chinito, que era ninfómana, eso se lava, y no pasa nada, nadie se da cuenta.

Quevedo del río, de las visitas de los primos del chinito a la feria de la alegría, donde podían comer a su antojo todo lo que querían porque el tío Alfonso era consentidor y no les decía nada, chocolates extranjeros y nacionales, embutidos, galletas, caramelos, conservas, leche de frutilla, chocolate, vainilla,  en fin, era como vivir dentro de un supermercado y no pagar nada por lo que se consumía.

LORENZO, LORENZO

No, ya no hay el atrevido que se burlaba de Lorenzo, en “Historias de un sirio”, exagerando la tacañería extrema, llevándola al ridículo de la invención de sucesos que nunca ocurrieron para mostrar un algo sin emitir juicios de valor, porque cada uno es libre de hacer lo que quiera con su vida, con tal de que no trasgreda la línea de afectar al prójimo y eso es algo que el chinito pretende incluir en su próximo libro que espera que salga a la luz antes de morir y que llevará por título “Mi diálogo con Dios” por sugerencia de Mario Calderón, su pata de La Mula Ciega, libro cuya narrativa lo marcó, y que lleva el sello de 100% chonero, porque de esos lares es Oswaldo Castro, su autor. Hace pocos días murió el hermano menor de Lorenzo, creo que era de la Promoción XVII del Javier, cosas porque uno espera a la muerte en sucesión cronológica y eso no pasa necesariamente.

MANUELITO

El chinito no podía despedirse de esta tierra sin dejar de mencionar a Manuelito, el querido doctor Fu Manchu, el de la sonrisa enigmática, quien cuando tú lo llamas por teléfono te contesta con un aló, muy pero muy chino, como quien dice, aló, pero aló de comer, aló de chaulafán. Muy chévere Manuelito, muy altruista y generoso. El chinito algunas veces fue a su consulta particular allá en la Florida y también fue llevando a su hijo. Gran pana, trabajador, no sabía mucho de su famiia, solo de su hermano menor quien también estudió en el Javier. Junto con Manuelito, el difunto Miguel Chong y el chinito, se conformaba la Triada China de la XVI, eran los reyes del chaulafán especial, del tallarín salteado con vegetales, pollo, camarón y cerdo, de los panes chinos al vapor, de los wantanes fritos.  Buenos recuerdos, Miguelito que vivía en el cuarto piso de un edificio en la calle Sucre y la que cruza tenía una hermana guapa, Cecilia que le gustaba al chinito malcriadito pero que de ahí no pasó la cosa, porque Cecilia ni bola con el chinito.

CAFÉ EXPRESO

Si hubo un vicio, fue el de tomar café expreso y no podía faltar, de ahí surgió la historia “Romance de beso y del café” donde se le ocurrió comparar un buen beso con un buen café y decía el chinito que un buen café se saborea de a poco, primero los sentidos se extasían, vista y olfato, claro que sí, como quien se extasía viendo a una chica, luego la sonrisa, en ambos casos es así, porque viendo un café o a la persona querida o deseada, el alma se alegra, se anticipa, huele el perfume intenso que se desprende de ella toda, como que no es un perfume lo que se puso, sino un aroma que sale de ella toda y como dicen las canciones baratas, que nubla todos los sentidos hasta hacernos enloquecer. Y luego el éxtasis, anticiparse a saborear ese café que si su aroma prometía, su sabor excedía y ni qué pensar del beso, lánguido, largo, esperado, intenso, frenético, de dos bocas que no saben cómo interpretar esa pasión sublime, esa devoración como se dice ahora destrozando el lenguaje, irresistible, ese ímpetu irrefrenable de aquel beso, sí, así era de loco el chinito cuando se ponía a escribir, era un loco contando locuras. Alguna vez le dijeron que besaba bien.

La taza de café se lleva lentamente a la boca, los labios tocan su borde, su aroma invade el ambiente, así de igual es un beso, delicadamente la envuelves en tus brazos para beber de sus labios y disfrutar de la aroma de su boca y embriagarse con ese licor de locura que fabrica sus besos. 

La pasión por el café expreso le vino de cuando tuvo que trabajar en Nueva York, allí se hizo vicioso, cada tarde al salir al lunch, se tomaba una tacita de expreso cuyo aroma invadia sus sentidos y cuyo sabor se quedaba languideciendo en su boca por mucho tiempo como languidece el beso que no quiere irse, el beso que no quiere olvidarse.

Y ahora que se fue, quién nos contará otras historias locas. Decía el chinito que su nieta Agustina había salido tan cuentera como él, si el sábado pasado le dijo a su tío que un cocodrilo le había mordido la mano, por supuesto que no tenía ningún rasguño pero la imaginación le vuela como a su abuelo, bien dicen que lo que se hereda no se roba.

EL VIAJE A QUITO

Si, de cada día se inventaba un historia, así era este chino de loco, por eso escribió “El Viaje”, así era de loco este chino, que se inventaba cada historia, que del taxista Germán, que del cuasi accidente de su hija, que del desfile de modas, que del caminar en la noche por Plaza Central  Cumbayá, que del sobrino de su esposa, que de celebrar su cumpleaños en un restaurante italiano, que del sonido de un sierra antes del despegue y luego del aterrizaje del avión que lo llevara y lo trajera de Quito, donde parece que alguien le está cortando parte del ala al avión, que de su visita a su hermana Montse y del almuerzo en el Centro Comercial El Bosque.

El viaje a Quito no estuvo exento de anécdotas donde la hija del chinito malcriadito casi se accidenta por culpa de un motorizado, de aquellos de entrega a domicilio, quien invadió vía e impactó la puerta trasera del taxi de Germán y casi les desgracia la noche.

Este viaje lo realizó el chinito el 17 de mayo de este año y como secuela del mismo, su hija quedó muy traumatizada al punto que tuvo una experiencia similar, justo con un motorizado que iba a realizar una entrega, pero como en el ambiente flota mucho el tema de la inseguridad, ella dice que no está muy segura si en realidad lo que pretendían era robarle, y que se salvó porque un carro más adelante, cerró al de la moto y ellos pudieron huir, digámoslo así. Tragedia que no llegó a concretarse gracias a Dios.

MONTSE

De ella escribió una corta historia acerca de  su enfermedad, sí, porque Montse sufre de Alzheimer y se olvida de las cosas y te las repite una y otra vez, pero el chinito le tenía paciencia porque Montse, su hermana mayor, le tuvo un cariño muy especial por eso a la historia de Montse le puso de título “Montse”. En realidad no sé si el chinito tenía miedo de sufrir también de la misma enfermedad que sufrieron Montse y sus padres Alfonso y Fanny y su urgencia por escribir era por dejar sus recuerdos plasmados en papeles, en escritos, que quizás con el tiempo, su memoria los borraría o los guardaría en algún lugar recóndito donde jamás los encontrase, como cuando a uno se le pierde un papel importante que lo dejó guardado en un lugar tan pero tan secreto que uno mismo ya no sabe dónde  lo escondió, o como el cuento aquel del juego a las escondidas con el abuelo que se escondió tan pero tan bien en la casa, que nunca más lo encontraron sus familiares, hasta cuando vendieron la casa.

Montse es la que iba a Guayaquil en tiempos del boom de los café concert, cuando aparecieron Candilejas, el Humoresque, El Juglar, entonces ella se escapaba de Quevedo los fines de semana y se iba a Guayaquil y los sábados y domingos se llenaban asistiendo a veces a dos funciones en los teatros y a comer en los restaurantes de los mejores hoteles de ese entonces.

FIN (por ahora)

 

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