martes, 20 de junio de 2023

MARIO Y LA MULA CIEGA

 










"MARIO Y LA MULA CIEGA"

(dedicado a mi pana Mario Calderón)
























































JUNIO 20, 2023

EL PRETEXTO

Hoy tengo que regresar al centro de Guayaquil. Ayer hice el mismo recorrido que hoy, la diferencia fué de que olvidé hacer la carta de solicitud dirigida al director de la institución, solicitando que se atendiera al trámite un requerimiento. Para ser honesto, en las directrices de la página de la institución si se menciona la solicitud, pero lamentablemente me concentré en reunir los documentos y hacer actas y bla, bla, bla, y se me pasó por alto, revisar contra un listado de verificación que había preparado para no omitir documento o paso alguno y lo cierto es que.... se me pasó. Pero creo que valió la pena regresar. Ayer vine con mi esposa, hoy vine solo.

EL ESTACIONAMIENTO

Siempre que voy al centro de Guayaquil, me dirijo al estacionamiento de una conocida clínica que queda en la calle Panamá, antes de un banco estatal, me gusta hacerlo ahí, es cómodo, tranquilo y aprovecho para caminar, ejercitar algo las piernas, sacarlas de esa sedentaria vida a la que por comodidad u ocio nos acostumbramos. Me dirigí al centro luego de dejar a mi hijo en Urdesa, en la oficina donde labora, en una avenida bastante céntrica. En el trayecto a la oficina de mi hijo, éste siempre maneja y yo tomo el volante de ahí en adelante,  y claro no puede ser de otra manera, ya que él se queda en su lugar de trabajo y no hay cómo hacer para que se quede en su oficina y a la vez continúe conmigo manejando, no hay cómo, créanmelo, pero es verdad, no se puede.

Aprovechamos esos momentos con mi hijo, para conversar trivialidades o cosas interesantes serias como la inmortalidad de don Alfonso Espinoza o cosas parecidas, lo cierto es que esta vez, yo le comentaba que quería pasar un examen de suficiencia en Inglés para hacer traducciones y/o servir de intérprete y que había conversado con una comadre sobre el tema y que ella me sugirió que explore la alternativa de la prueba de inglés británico ya que éste se paga una sola vez, mientras que el certificado del inglés americano, tiene una vida útil de apenas 2 año, y luego toca pagar de nuevo, y eso sí que duele mucho al bolsillo.

Habiéndolo dejado a mi hijo en su oficina, continué por la Avenida Jorge Pérez Concha, en dirección al centro de la ciudad, es decir que continué por la Avenida Kennedy pasando primero por el puente pequeño que une a Urdesa con la ciudadela Kennedy. En sentido Urdesa-centro hay que pasar por el lado del frente del Instituto Particular Abdón Calderón (IPAC), donde estudié casi toda mi primaria, así que ese cruce o pase, siempre trae nostalgias de tiempos idos y no volvidos como dicen en el campo, solo somos recuerdos, eso es lo que somos. En el mismo sentido, queda el campus de la Universidad Estatal y veo con cierta satisfacción que han remodelado la entrada y que ahora está bonita y parece funcional, ojalá que la remodelación también llegue a la parte académica, a la docencia, a la tramitología y burocracia para bienestar del país. 

Sigo ensimismado en mis recuerdos y pronto llego a la calle Piedrahita pasando primero por el redondel aquel donde antes estuvo el Monumento a Eloy Alfaro que siempre me llamaba la atención porque en la base del mismo, había gente que me la imaginaba o apoyando a Eloy Alfaro o tratando de empujarlo para que se cayera y que el blandir de la espada en su mano era para darles duro a quienes querían hacerlo caer y vociferando, apártense cojudos, no empujen, eso no, eso es pura invención mía de este momento en que estoy escribiendo y la mente se emociona y comienza a escribir sin pensar, pretextos puros pretextos, no por nada Jorge, un ex - compañero de escuela y colegio  me bautizó con el apodo de chinito malcriadito. 

Paso por un costado del ex Instituto de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, otrora famoso por su trabajo científico donde alguna vez laboró Hideyo Noguchi (野口 英世 ) insigne bacteriólogo Japonés quien durante su estancia en Ecuador recibió el cargo honorario de Coronel de sanidad del ejército ecuatoriano por sus servicios durante la segunda gran epidemia de fiebre amarilla en Guayaquil. Y si alguien me preguntase qué relación me une con el bacteriólogo japonés, le diría que solamente los ojos rasgados.

Luego de la calle Piedrahita, pasamos por debajo de la aerovía que como siempre va vacía, sirve, bueno no sé para quién sirve pero creo que si sirvió para cierto propósitos pero no para la transportación masiva si esa fue la intención.

Siempre hay que pasar por un costado del Cementerio General de Guayaquil, Patrimonio Cultural del Ecuador desde el 2003 y a la mente viene el recuerdo del poeta Medardo Angel Silva, autor de EL ALMA EN LOS LABIOS, poema que luego popularizó en canción Julio Jaramillo y es que durante el paso por el IPAC estudiamos a los poetas guayaquileños, entre ellos Medardo Angel Silva y cuya muerte tal vez causada por un despecho, llamó mi atención, me impactó porque había relacionado a la muerte con accidentes y enfermedades pero nunca con el amor. Pero pasando el Cementerio se me quita lo romántico o la pendejera y me concentro en el camino, pronto llego a la calle Panamá y a la clínica de la cual les había comentado al inicio de esta historia. 

Dos días después de haber escrito esta historia, me pregunto el porqué de declarar a un cementerio Patrimonio Cultural, así que me puse a investigar, aunque primero bromee pensando que la razón era porque ahí había mucha gente culta enterrada y sí, esa es una de las razones, aunque hay muchas más como es el  "justo reconocimiento a su grandeza, por la relevancia histórica de trascendentales personajes allí enterrados, la solemnidad y belleza de sus esculturales monumentos, y por la suntuosidad de sus mausoleos de influencia europea que se han ido incrementando con el paso de los años. En ellos podemos apreciar cómo la escuela clásica, greco-romana, renacentista y modernista se juntan en el cuerpo arquitectónico del cementerio". Bueno, así aprovechamos y nos vamos des-asnando, digo enriqueciendo en conocimientos.

Llego a la clínica, ingreso al garage, me estaciono y aprovecho para ir al baño. Ya en relatos anteriores les comenté que tengo problemas de retención, no con el SRI sino con mi vejiga y que necesito ir al baño así que aprovecho que hay uno medianamente decente en este estacionamiento.

CAMINO PARA ALLA

Saliendo del parqueo, tomo hacia la derecha y me enrumbo hacia la avenida 9 de Octubre. Apenas cruzando la calle y estoy en los bajos de un banco estatal, sí de aquel que quebró el innombrable y que luego lo resucitó con otro nombre para volverlo a quebrar aunque sin declararlo como tal. En la parte de abajo del banco, siempre se hace una feria de delicatessen, exquisitas papas con salsa de maní cueritos, huevo duro, pico de gallo por hablar elegante, cuando en realidad se trata de una riquísima salsa de cebolla con tomate, chicharrón, melloco, choclo serrano, rico, rico, con bastante sal, en una fundita amarilla, sustituto moderno del papel de despacho de mis tiempos de niño; por supuesto que yo me abstengo de comer estas linduras, pero me imagino que están bien porque la gente lo compra, lo come y no se enferma, pero esta vez descubrí algo que me interesó. Una carreta llena de botellas con jugo de mandarina, novedad para el mercado y deleite para mí, fanático del jugo de mandarina y que también lo utilizo para hacer un exquisito cake que es realmente una delicia, para qué les cuento, ya saben, si quieren hacer pedidos me avisan por wasap, no eso es una simple chanza y burla, lo del cake que es exquisito en realidad es verdad, así que pensé en preguntarle a la señora emprendedora si iba a permanecer allí en los bajos del banco, pero pasé a su lado y olvidé de preguntarle. 

Sigo caminando, pasando por locales de restaurantes y otros mas pequeños que venden empanadas peruanas, criollas, jugos naturales, agua, bebidas gaseosas, todo un surtido de colores y sabores para todos los gustos y bolsillos. Continúo y ya me voy a acercando a mi destino o lugar propósito de este viaje. Abajo en recepción indico al piso donde me dirijo, entrego mi documento de identificación y a cambio me dan una tarjeta con clip que indica el piso.  Tienen tres ascensores en los bajos, pero se demoran en llegar a la planta baja donde estoy. El ascensor del medio parece que se ha quedado dañado, no sube, está al nivel de subsuelo uno. El guardia  también se impacienta porque si los ascensores se demoran, la gente comienza a agolparse, acalorarse y fastidiarse y eso no es conveniente. Por suerte llega el esperado ascensor, una chica que recién había llegado a la recepción no alcanza a ingresar a mi ascensor asi que me toca subir solo y pronto llego al piso donde tenía que entregar la carta solicitud que el día de ayer había olvidado adjuntar con el resto de documentos. A la entrada  a las oficinas de ese piso, me identifico ante otra persona, le indico con quien voy a verme y me dice que pase directamente, saludo y luego de entregar los documentos y de una corta charla, me despido, no sin antes agradecerle por su ayuda.

Vuelta al ascensor, a espera que llegue, por suerte esta vez no se demora tanto y pronto estoy de vuelta en planta baja, trámite de reversa, entrego la tarjeta con clip que me habían dado y solicito mi documento de identificación. 

DE VUELTA A LA CLINICA

A la salida del edificio, tomo para la izquierda para dirigirme al estacionamiento donde había dejado mi vehículo, bueno, el de mi señora porque en realidad está a nombre de ella. En los bajos de un banco me encuentro con la señora emprendedora de los jugos de mandarina y le pregunto que sí son 100% naturales, como buena vendedora me contesta que sí, pregunta para pendeja, acaso iba a contestarme, señor no lo compre, mire que están malos. Le pregunto que sí tiene cambio para billete de $ 10 y me dice que no, que le preguntaría a la señora que vende billetes de lotería, le digo que como voy a comprar lotería, que espere que ya regreso con cambio, la señora se encuentra apenas a dos metros, hago la compra y regreso a pagar el jugo y abriendo la botella lo pruebo, se han dado cuenta ustedes que si no se abre la botella o el frasco uno no puede probar su contenido, maravilloso verdad? Lo cierto es que está muy pero muy rico y se lo siente totalmente natural, por lo que decido comprarle otra botella, en total $ 2 de jugo muy pero muy rico, qué delicia señores, que delicia.

MI ENCUENTRO CON LA MULA CIEGA




Pasó por los bajos del banco y continúo hacia el estacionamiento, pero no me detengo, sigo caminando unas dos cuadras más. En la esquina hay un hotel y al lado de éste por la calle Panamá, está el local donde venden galletas, pero sucede que es el mismo que tiene presencia en centros comerciales. Siempre aprovecho la oportunidad para comparar.  Veo, pero no compro nada, yo también hago galletas y son muy ricas, los precios exhibidos en algunos casos me parecen excesivos, bien por ellos si la gente está dispuesta a pagárselos y tal parece que sí porque ya son algunos los locales que tiene aquí en Guayaquil. Cruzo a la acera de enfrente y voy de vuelta al estacionamiento, pero antes de curioso paso por algunos de los locales de pastelería que están en esta calle, lo que veo no me interesa mucho hasta que de pronto......LA MULA CIEGA, oh my GOD, dijo mi nieta, pero qué es ésto? me pregunto. 

Había una chica entretenida limpiando la máquina de café quien no me presta mucha atención, al ver algunos libros en exhibición decido entrar y curiosear pero no encuentro el libro del cual este café ha tomado su nombre. Picado por la curiosidad le pregunto a la chica:

-Señorita, será que ustedes tienen la novela LA MULA CIEGA?
-Claro, aquí la tiene.

No la había visto porque la busqué entre los libros de la estantería y no la encontré, porque estaba al lado de la caja, del lado derecho. Entonces le formulo otra pregunta:

-Señorita, puedo hojear el libo mientras voy saboreando un café expreso?
-Claro que sí, me responde.

Le agradezco y aproveché para tomarle una  foto a la portada del libro y al letrero del restaurante y  remitirselos vía wasap a mi gran pana Mario Calderón. Hojeo el libro y también pregunto su precio, me dice la chica que $ 10,00 pero no lo compro, será para otra ocasión, ya sé donde puedo encontrarlo.

Volviendo al tema de estilos, la verdad es que sí, la narrativa, descriptiva y los diálogos tienen mucho parecido, pero de verdad es que Oswaldo Castro al igual que algunos autores, tienen esa capacidad de absorberte en el tema, de hacer que la situación te envuelva hasta sentir que tú eres el personaje, al punto que comienzas a creer que estás dentro de la escena, que estás viendo lo que el otro ve, que te extasías con lo que el otro se extasía, por resumirlo, tiene ese don de convertir su novela en un holograma del cual tú formas parte. Va una última pregunta a la chica. 

-Oiga, usted sabe si la dueña, tiene algo que ver con el autor de la MULA CIEGA.
-Y  me responde que no, que tomó el nombre para su cafetería porque en su tesis lo menciona, más de eso, ella no sabe. 

Y va otra pregunta que como se pueden dar cuenta, la que digo que fué la última, no fué la última realmente.

-Usted sabe si la chica, la dueña, es artista? 

-Me contesta que no, que es barista, que fonéticamente suena como artista pero que no es lo mismo. y me cuenta que ella hace catas para CAFÉS.

-Le agradezco su atención y me despido.

ENDECHAS




La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, es verdad. Al retirarme de LA MULA CIEGA me dirijo al estacionamiento de la clínica, pero, oh, MY GOD, en una banca, una precisamente que tiene una estatua de un niño lustrabotas, está sentado un hombre con su compañera fiel, una guitarra. El hombre no está entonando nada, saco algo de dinero del bolsillo y le pregunto muy respetuosamente:

-Maestro, puede cantarme una canción? 

-La que usted guste, me respondió amablemente.

-La verdad no me decidía por ninguna, hasta que se me ocurrió preguntarle, si se sabía ENDECHAS.

Le conté que este pasillo lo cantaba mi padre, que mucho le gustaba, que era como su himno y que sería muy pero muy grato volver a escucharlo. 

No me contestó nada, sino que inmediatamente su guitarra inició una serenata póstuma a mi padre y el hombre comenzó a cantar, lo hacía bien, lo cual me emocionó mucho mas, algunos turistas pararon para disfrutar de esta canción, de este artista de la calle. Y me senté en la banca y comencé a cantar con el, no había verguenza, sino emoción. Todo lo grababa en mi celular porque ese momento era una gran ocasión para mí, porque era, volver a evocar a mi padre en su ausencia, era volver a sentir de mi padre, su presencia, era, era, es que somos recuerdos y eso es algo muy bonito que recuerdo de mi padre, su alegría, su humor, su amor, su entusiasmo, su cariño para con mis hijos, sus nietos que lo adoraron y lo adoran, porque ese recuerdo no se borra así no más, eso solo logra borrarse cuando ya nadie recuerde nada. 

Disfruté mucho, encontré otras pocas monedas ya que necesitaba algunas para poder pagar el estacionamiento, le pedí disculpas de verdad por no dejarle más, le pregunté si era de Manabí, más me dijo que era del Empalme y yo le conté que nací en Quevedo a lo que me respondió que ambos pueblos estaban muy cerca, de verdad que así. me despedí y le agradecí. Ahora se me antoja que todos son de Chone.

Ahora me doy cuenta de lo estúpido que fuí de no haber tenido la delicadeza de preguntarle al hombre su nombre, pero ya no hay como volver atrás, solamente queda el recordarme y el sugerirles no seguir mi mal ejemplo..

VIERNES 16 DE JUNIO

Mario con el que disfrutamos mucho de los encuentros ocasionales para saborear un buen café o para almorzar pero siempre para compartir recuerdos y quisiera concluir este relato con algo que conversamos el viernes de la semana pasada cuando me invitó a almorzar.

-José, cuando fuimos compañeros de aula, en realidad, tal vez hablamos en una o dos ocasiones nada más.
-Sí, Mario, yo también lo creo así, pero para ser honestos eso no impide para nada el disfrutar de estos momentos, el compartir este tiempo.
-Yo creo José, que ahora cuando disfrutamos de madurez, ya no somos tan quisquillosos como antes y mas bien apreciamos el compartir un rato, hablando de lo que sea.
-Es verdad Mario, es que necesitamos ser escuchados sabiendo que el propósito no es que la otra persona resuelva nuestros problemas, queremos que solamente se nos escuche, ni siquiera que sean solidarios con nuestra situación, posición o punto de vista, solamente ser escuchados. 

AGRADECIMIENTO


Ahora que estoy terminando esta historia, aunque hay una gran lección implícita, quiero, en honor a mi pana Mario Calderón, evidenciarla para que así a nadie se le pase. Quiero agradecer a DIOS por que me permitió hoy, llevar a mi hijo a su trabajo, por los recuerdos, por Hideyo Noguchi, por Medardo Angel Slva y el ALMA EN LOS LABIOS, por el jugo de mandarina que estuvo muy rico, porque ya pude ingresar el trámite que fué el pretexto para escribir esta historia, por LA MULA CIEGA y por el PASILLO ENDECHAS y por mi pana






FIN


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