EL DESPERTAR DE LA GRATITUD
La transformación de José
Ser agradecidos es importante por varias razones. Primero, muestra aprecio por lo que otros hacen por nosotros, lo que fortalece nuestras relaciones interpersonales. Segundo, cultivar la gratitud promueve una mentalidad positiva y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Además, reconocer lo que tenemos y expresar gratitud por ello nos ayuda a mantener una perspectiva equilibrada y a estar más contentos con nuestras vidas.
Con nuestros amigos, también podemos practicar la gratitud de varias maneras. Podemos expresar aprecio por su amistad y por las cosas que hacen por nosotros, ya sea con un simple gracias; o con gestos de bondad, como enviar una nota de agradecimiento o hacer algo especial por ellos. Además, podemos ser conscientes de las cualidades positivas de ellos y hacerles saber lo mucho que las valoramos. Celebrar los éxitos y logros de nuestros amigos también es una forma de mostrar gratitud por su presencia en nuestras vidas.
En el ámbito laboral, la gratitud también es fundamental para construir relaciones sólidas y promover un ambiente de trabajo positivo. Con nuestros pares, podemos expresar aprecio por su colaboración, ayuda y apoyo en proyectos compartidos. Reconocer públicamente sus contribuciones también es importante. Con nuestros colaboradores, mostrar gratitud por su arduo trabajo y dedicación puede fortalecer su compromiso y motivación. Reconocer sus logros y ofrecer elogios sinceros puede fomentar un ambiente de confianza y camaradería en el equipo.
Respecto a nuestros jefes, expresar gratitud por sus orientaciones, oportunidades de crecimiento y reconocimientos puede fortalecer nuestra relación profesional y abrir nuevas oportunidades. Además, ser agradecidos por la confianza que depositan en nosotros y por el liderazgo que proporcionan contribuye a un ambiente laboral más positivo y productivo.
Incluso con desconocidos en la calle, practicar la gratitud puede tener un impacto positivo. Puedes mostrar gratitud mediante gestos simples como dar las gracias a alguien que te sostiene una puerta, cede el paso o te ofrece ayuda. Incluso una sonrisa y un gesto de agradecimiento pueden marcar la diferencia en el día de alguien más. Ser amable y mostrar aprecio por las pequeñas acciones de cortesía puede contribuir a crear un entorno más amable y solidario en la comunidad.
AH, LA VIDA DE JOSE
José había vivido una vida llena de experiencias diversas, desde su educación en prestigiosos colegios hasta sus trabajos en multinacionales y en instituciones estatales en diferentes países. Sin embargo, a pesar de sus logros aparentes, José siempre se sentía insatisfecho y constantemente se encontraba molestándose con los demás y con las circunstancias de su vida.
Un día, siendo casi mediodía, mientras caminaba por las calle Panamá, tan llena de restaurantes y café, donde José habiá encontrado la cafetería LA MULA CIEGA, tema de un escrito anterior, algo cambió dentro de él. Se detuvo frente a un artista que vendía su arte por pocas monedas y le preguntó si conocía el pasillo Endechas que cantaba su padre, el guitarrista le dijo que sí y José cantó ahí, en la acera, en la calle, en público, sin importar si alguna nota desafinaba, agradecido por el momento donde esas pocas monedas no significaban un precio porque la alegria y la felicidad no tienen valor monetario. Recordó a su padre y a su madre también a quien le dedicó el pasillo EL AGUACATE, que a ella tanto le gustaba, los instantes vividos y agradeció a Dios por todo aquello. Feliz, se despidió del músico, quien aún no comprendía como dos pasillos habían producido una emoción tan fuerte. José se sorprendió al darse cuenta de que nunca había sido tan consciente de que actos aparentemente insignificantes pueden impactar en nuestras vidas y hacerlo de forma permanente. Cómo es que dos pasillos cantados en la calle ante la multitudinaria presencia de la soledad y del anonimato del transeúnte que coincide en tu camino, llega a hacerte decir GRACIAS DIOS POR TANTA GENEROSIDAD. Una lágrima cobarde se deslizó por su mejilla, sí, cobarde, porque no quiso mostrarse en público mientras cantaba. Mezcla agridulce de nostalgia y felicidad por una gran vida, a veces no apreciada y muchas veces no agradecida.
Decidió tomar un enfoque diferente y comenzar a practicar la gratitud en su vida diaria. Empezó a expresar aprecio por las pequeñas cosas, como el cálido sol de la mañana o la amabilidad de un extraño en la calle. Se sorprendió al descubrir cuánto poder tenía una simple palabra de agradecimiento.
A medida que José incorporaba la gratitud en su vida, comenzó a notar cambios significativos. Sus relaciones personales se volvieron más armoniosas y satisfactorias. Se sintió más conectado con su entorno y más feliz consigo mismo. La ansiedad y el estrés que solía cargar comenzaron a disminuir, dejando espacio para una sensación renovada de paz y alegría.
José continuó su vida, pero esta vez con una nueva perspectiva. Ya no se molestaba con las pequeñas frustraciones diarias, en cambio, encontraba motivos para estar agradecido en cada situación. Descubrió que la gratitud no solo transformaba su propia vida, sino también la forma en que interactuaba con el mundo que lo rodeaba. Y así, con cada palabra de gracias que pronunciaba, José encontraba una mayor felicidad y satisfacción en su día a día en Guayaquil.
LA HISTORIA TRAS DE LA COMBI
La verdad es que al inicio José pensó en escribir una gran anécdota acerca de Oprah y también otra de Plácido Domingo, pero la verdad es que al final decidió contar algo que a él le sucedió.
En un sábado por la tarde, el año creo que eran los 90, mientras salía del supermercado en el sector Alborada de Guayaquil, a José y a su esposa les sorprendió una repentina lluvia intensa. Sin vehículo propio para regresar a casa, se encontró en una situación desafiante bajo la tormenta. Fue entonces cuando una señora de mediana edad, con una furgoneta Combi VW, se acercó y les ofreció amablemente llevarlos a casa.
Agradecido por su generosidad y gesto amable, José aceptó su oferta y subió con Aurelia a la furgoneta junto con las compras. Mientras conducía por las calles mojadas de Guayaquil, la señora compartió la historia detrás de su acto de ayuda desinteresada. Les contó cómo años atrás, en una situación similar de lluvia torrencial, alguien se detuvo para ofrecerle un aventón hasta su casa, marcando una diferencia significativa en su día y dejándole una profunda impresión sobre la importancia de ayudar a los demás.
Al llegar a su destino en la ciudadela Guayacanes, José y Aurelia se despidieron de la amable señora agradeciéndole sinceramente por su amabilidad y por devolver el favor que alguna vez recibió. Este encuentro los dejó con una sensación de gratitud recordándoles la importancia de estar dispuesto a ayudar y ser agradecidos por las pequeñas cosas que hacen la vida más llevadera y llena de conexiones humanas significativas. Como siempre falto de tacto, José ni siquiera preguntó a la amable señora por su nombre, pero del gesto nunca se olvidaría.
Es que no es necesario dar dinero para ser generoso, peor aún en grandes cantidades, los gestos como el que recibí de la señora me enseñaron lo que es la gratitud y produjeron en mí el deseo de corresponder.
UN CAFECITO SIEMPRE VIENE BIEN
Sin embargo, José reflexiona sobre cómo, por andar anhelando cada vez más, a menudo olvidamos agradecer por lo que ya disfrutamos y nos sentimos infelices a pesar de tener mucho que apreciar.
FIN
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