lunes, 2 de diciembre de 2024

El viaje y la estación final

 

La muerte, José, no es más que una estación más en el viaje, y aunque su llegada nos estremezca, también nos recuerda la belleza y fragilidad de la vida. Somos viajeros, integrantes de una promoción (XVI) que no solo compartió aulas, sino sueños, anécdotas, y lazos que el tiempo no ha podido romper.

A lo largo del trayecto, aprendimos que la verdadera riqueza no está en lo material, sino en los momentos compartidos: en esa carcajada que dejó eco, en el abrazo que sanó, en la palabra oportuna que dio fuerzas. Por eso, más que temerle a la muerte, deberíamos enfocarnos en la vida que aún tenemos por delante, por breve que sea, y en todo lo que aún podemos entregar y recibir.

Es tiempo de agradecer. Agradecer las mañanas que vimos nacer, los atardeceres que colorearon el cielo, las conversaciones bajo la luna. Agradecer a los amigos que han sido familia, a los hijos que nos dieron lecciones inesperadas, y hasta a las adversidades, porque nos hicieron fuertes.

Que nuestra despedida, cuando llegue, no sea un lamento, sino un reflejo de lo vivido. Dejemos las cuentas en orden, sí, pero también el corazón: sin rencores, sin pendientes emocionales, sin sonrisas guardadas. Digamos "te quiero" hoy, pidamos perdón si hace falta, y celebremos lo simple: un café, una llamada, un paseo bajo la lluvia.


La muerte no debe asustarnos si la hemos preparado no solo con papeles firmados, sino con abrazos dados y memorias construidas. Porque cuando partamos, lo que quedará no serán las cosas materiales, sino el rastro de amor y amistad que dejamos en quienes nos conocieron. Vivamos así, con esa esperanza, y el día que cerremos los ojos por última vez, será con la tranquilidad de que la vida, aunque breve, fue hermosa.

FIN

Tema muy delicado, se requiere criterio, mucho criterio.

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Si no te gustó no importa, el tema es por demás para pensar, el destino inexorable de todos, sin importar raza, color o condición, no es para que te deprimas, al contrario, es una invitación a la buena vida, a la vida con sentido, con propósito, no a la vida vacía.

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