miércoles, 12 de enero de 2022

ENERO 12, 2022 EL PODER DEL ABRAZO



LA VISITA

Corría el año 1995, estaba en New Jersey en casa de una pariente, especificamente en Union City, estaba por allá de visita. Había regresado a New York luego de aproximadamente 20 años, ya que la primera vez que estuve por allá fué en 1976, con ocasión de la visita de parientes y amigos a Toronto, donde vivía por aquel entonces, y me invitaron para que regresara con ellos. 

La casa, vieja como muchas del centro de Union City, bastante lúgubre y oscura, piso de madera, escalera larga, como de tres pisos, sin ascensor.

Abajo en la puerta del zaguán, un cubano, fumando un habano a quien luego de los viajes continuos año tras año, me lo encontraba fumando, me imagino que el cigarro anterior ya se le había acabado, pero como que empezó a formar parte del paisaje cotidiano del zagúan del edificio.

Lo que sí brillaba en el departamento de la prima era el amor, lo que sí calentaba era la calidez de su alma. 


MUCHACHO MALCRIADO

Coincidentemente por esos días, estaba la nuera de mi prima, la esposa de su hijo Chano, con su hijo, muchachito para malcriado, pero tan malcriado que ya caía mal, que hostigaba. Claro que con el carácter que me manejo, lo primero que hice fué retarlo para ver si así se moderaba, pero la cosa fué de mal en peor, hasta que me dí cuenta que quien tenía que cambiar de actitud, era yo y no el niño. El problema conductual del niño mas bien era el problema conductual de su madre, tal vez de su abuela, ya que me dí cuenta que el niño lo que estaba haciendo era llamando la atención, demandando atención y entonces quien tuvo que modificar su conducta fui yo y es que no hay que ser psicólogo para darse cuenta de que muchas veces un llamado mal comportamiento es en realidad un llamado de atención, un mensaje que se pretende dar, de aquella manera, digamos de mala manera pero que tal vez es la única forma que el niño conoce para transmitir algo, para darnos a conocer algo.


 EL PODER DEL ABRAZO

Y me dí cuenta que el niño demandaba atención, amor, cariño y yo cambié. Lo abracé, si lo abracé, y comencé a darle cariño con palabras y el cambio fue como mágico, instantáneo, inmediato. Un salto cuasi cuántico, de niño malcriado a niño bueno, de niño áspero a niño dulce.

Es asombroso como para cambiar  otros, tenemos que cambiar nosotros primero. Es asombroso como un cambio rápido lo producen palabras dulces, gestos de ternura y no die o veinte años de aspereza, regaños y hasta insultos. Un abrazo tal vez al principio produce admiración de quien se espera que lo reciba, pero difícilmente es rechazado y una vez que esa sensación extraña, rara, por no haber sido recibida antes, se da, el cuerpo acoge esa calidez con la avidez del sediento quien toma agua y la quiere tomar a borbotones hasta atragantarse, porque no sabía lo bonito que era sentirse querido, amado, aceptado.

Que lección tan tremenda que Dios me dió a través de ese niño y su circunstancia. Cuánto cuesta un abrazo? Es mas barato y efectivo que ir al psicólogo, llega a ser adictivo con el tiempo si se lo practica a menudo, devuelve sonrisas y miradas brillantes, devuelve un gracias y el alma se reconforta, se llena, el espíritu se insufla y recién se entiende el amor de Dios, el milagro de Dios que no está en la luna llena, ni en el brillo de las estrellas, ni en el premio mayor del lotto, está dentro de cada uno de nosotros y es por eso que a veces no lo vemos, porque lo buscamos fuera y está dentro.

Pero para que la magia surta efecto, el abrazo, la sonrisa y las palabras deben de ser sinceros, honestos. El abrazo en falso, la sonrisa vacía y las palabras no sentidas, inmediatamente se conocen, y la respuesta que se produce es contundente, el rechazo es peor y las distancias se hacen mas grandes al igual que los problemas conductuales que de minúsculos pasan a mayúsculos.

Y lo bonito es que lo que aprendí en aquel momento es algo que puede practicarse siempre, a cualquier hora, en todo momento, con cualquier persona y que el cambio viene primero de parte mía y luego de parte de quien recibe la palabra, la muestra de afecto, el te quiero, el que bueno, sigue así, no sabes lo orgulloso que me siento, no sabes lo bonito que se siente de poder compartir esta alegría, gracias, gracias y ese es el milagro de Dios, no lo olvidemos, no lo olvidemos, que Dios no está en el espacio sideral, en el infinito inalcanzable, sino en el prójimo, en tu familia, junto a tí.


LA MAGIA DEL ABRAZO

Hay varios estudios de demuestran que cuando nos abrazan, nuestro cuerpo libera hormonas como las endorfinas, que nos proporcionan placer y alegría, oxitocina, que nos genera sensación de afecto y bienestar e incluso dehidroepiandrosterona (DHEA), que es la hormona de la juventud. Y cuánto cuesta un abrazo? Nada, solo atrevernos a darnos y a recibirlo, así que sí queremos regalar juventud, alegría, dicha, gozo, placer, demos un buen abrazo, sincero, cálido, afectuoso, generoso, no mezquino, como esos abrazos tímidos, cortos, tacaños, demos el abrazo grande, alegre, como ese abrazo lleno de alegría y regocijo con que Dios recibió a su hijo pródigo.

FIN

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